jueves, 3 de julio de 2008

El nudismo como parte de la identidad

Dijimos que el nudismo emerge en el siglo XX como reacción a un pasado.
Recordemos que la primer mitad de ese siglo fue de gran desilusión por los resultados que obtuvieron las sociedades más desarrolladas del mundo, más democráticas, económicamente más prósperas, y socialmente más complejas, creídas en la cúspide de la civilización, cuando se devoraron cruel, salvaje y sofisticadamente en dos guerras mundiales fratricidas, amen de unas cuantas decenas más de guerras menores sucedidas en torno a sus ámbitos de expansión imperial.
Desilusión también generada por la inconciencia de sus movimientos ideológicos totalitarios y antihumanos, que exacerbaron el orden institucional para sujetar y homogeneizar a las personas, el bien del estado y el mercado a costas de la libertad, la singularidad y la expresividad del ciudadano.
Lo que todas las naciones, salvo Estados Unidos de América, obtuvieron con las guerras fueron aniquilamiento mutuo, desvastación y reducción de la vida a la sobrevivencia primaria. Ello fue así en casi toda Europa y parte de Japón.
Ante la desesperanza y dolor, quienes no cayeron en el nihilismo, reconstruyeron los paradigmas sociales con mayor flexibilidad, buscando un equilibrio respecto al materialismo e institucionalización de la vida, para que lo sensible, natural y espiritual emerja.
Entre ellos la sociedad comenzó a dar un viraje fundamental: las personas dejaron de adscribir su personalidad por roles definidos institucionalmente y buscaron una mayor espontaneidad en la selección de sus caracteres personales únicos, los rituales de pertenencia se hicieron más laxos y el sentimiento de observancia de la norma dio paso a una ética mas personal y consumista.
Dentro de esas tendencias de época el tomar y soltar símbolos de identidad, según los círculos de relación en los que se participaba, se hizo más habitual.
A mi modo de ver, el énfasis en respetar las libertades individuales por sobre las pretensiones de estado, rediseñar las instituciones al servicio de los gustos de la gente, el derrumbe ideológico al recordar los tremendos esfuerzos demandados para llevar adelante las guerras guiados por slogans autoritarios, liberaron el ánimo de las personas para estarse en el área neutral de su personalidad, tolerar en el otro la indefinición de rol y descansar en personalidades más flexibles y laxas.
Y en ese contexto es donde el nudismo apareció como práctica valida, una manera de naturalizar momentos de la personalidad, disfrutar la piel sin los límites que impone la ropa, tanto en lo sensible como en lo simbólico, una suerte de reencuentro con el propio ser más primario y elemental, y a la vez descarga de fijezas y exhibicionismo de status.
Desnudarse en espacios de recreación surge entonces como un valor de espontaneidad, autenticidad, franqueza y fraternidad.
Es la manifestación corporal, visible y concreta de un cambio en la sensibilidad pública.

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